Se estima que entorno al 18% de los adolescentes hace un uso abusivo de la tecnología (Ministerio de Sanidad, 2018).

Cada vez es mayor la preocupación tanto de las autoridades sanitarias como de los centros educativos y los padres por todas las conductas de tipo adictivo que muestran algunos jóvenes hacia los videojuegos, los juegos de apuestas online o las redes sociales.  

Estas conductas interfieren gravemente con el rendimiento académico y son causa de aislamiento social, conflictos en el hogar y problemas de tipo psicológico.

Por su parte, los adolescentes son poco conscientes de la peligrosidad de estas conductas, al no incluir una sustancia, y no son capaces de distinguir en muchos casos cuando es solo una forma más de ocio y cuando empieza a constituir un problema.

Además, son sistemas diseñados específicamente para enganchar al usuario incluso en algunos casos como las casas de apuestas buscan precisamente al público muy joven.

Por todo ello es una necesidad acuciante en nuestro entorno social de hiperconexión actual dotar a nuestros jóvenes de herramientas que les permitan analizar de un modo crítico estas “formas de ocio”, así como dotarles de habilidades para distinguir cuando están entrando en una “zona roja” y ser conscientes de los riesgos que entrañan las conductas adictivas no químicas tanto a nivel físico como psicológico y social.