Durante la adolescencia la identidad es una cuestión clave, nuestros alumnos empiezan a generar una noción firme de quiénes son, con sus potencialidades y flaquezas, por lo que es un periodo de especial relevancia para generar una imagen de sí mismos positiva y ajustada a la realidad.

Por ello desde los centros educativos se les deben facilitar experiencias educativas en las que puedan reflexionar sobre sí mismos como individuos únicos y sobre sus cualidades positivas: lo que les hace diferentes a los demás.  

Al mismo tiempo que este deseo de “conocerse” como ser ÚNICO en la adolescencia también existe el deseo de ser “normativo” y “encajar”, por lo que a veces se generan desajustes que pueden derivar en complejos, sentimientos de inferioridad e incluso trastornos de diversa índole.

En este caso nos centraremos en la prevención de los Trastornos de la Conducta Alimentaria pues su prevalencia es muy alta, especialmente entre las adolescentes (entorno al 4-5%), están especialmente vinculados a la autoimagen y la autoestima. No obstante, no solo abordaremos esta cuestión desde el punto de vista del individuo si no que el enfoque será con especial hincapié en como el contexto, el grupo, puede favorecer o ser un factor de prevención ante el mismo.